Como era de prever, el Gobierno no perdió tiempo para salir a poner paños fríos al duro revés que sufrió ayer en el Congreso luego de que el Senado no lograra sancionar dos leyes clave para la administración de Cristina Kirchner: la extensión de la emergencia económica hasta diciembre de 2008 y la prórroga de dos impuestos fundamentales para el superávit con el que espera contar la presidenta electa. El encargado de amortiguar el golpe fue el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. "Sabíamos". El ministro intentó minimizar el fracaso legislativo del kirchnerismo al plantearlo como previsible. "Sabíamos que íbamos a tener dificultades para que la emergencia económica pudiera ser tratada sobre tablas en el Congreso", afirmó en declaraciones a radio América. Aunque desde ayer temprano estaba claro que conseguir el voto de dos tercios de los senadores presentes iba a ser difícil, las negociaciones se extendieron hasta último segundo. Recién cuando supo que no conseguiría los votos necesarios, el jefe del bloque de senadores kirchnertistas, Miguel Angel Pichetto, pidió suspender la votación. Costo. La intención de Cristina Fernández era que la prórroga de la emergencia económica, -que entre otras cosas cede al Poder Ejecutivo la renegociación de los contratos con las privatizadas-, se aprobara ayer para eludir el costo político de que la ley se promulgue durante su mandato. Es que históricamente, desde que se sancionó en 2002, la primera dama y hasta la semana pasada senadora por la provincia de Buenos Aires había rechazado la ley. Durante el mandato de su marido, para no contradecirse, directamente se ausentó del recinto cada vez que se votó la iniciativa. Enojo oficial. Por otra parte, Fernández negó que el fracaso de la sanción de la emergencia y de la prórroga de los impuestos al cheque y a los cigarrillos haya generado malestar en la Casa Rosada. "No existe insatisfacción", afirmó. Además, se mostró confiado en que la semana que viene, ya con Cristina Fernández en ejercicio del poder, ambas leyes finalmente se aprueben. El oficialismo no sólo tendrá mayor dominio en el Senado, sino que, además, ya no será necesario reunir dos tercios de los votos. El nuevo Kirchner. En otra parte del reportaje, Fernández ahondó sobre el rol que cumplirá Néstor Kirchner a partir del 10 de diciembre. Fue horas después de que el propio Presidente afirmara que “las decisiones las tomará Cristina” en un intento por aventar versiones sobre una suerte de cogobierno entre ambos. “[Kirchner] va a trabajar en la refundación de un espacio, que tenga al peronismo como protagonista central pero al que concurran fuerzas de otros sectores”, precisó. Y añadió: “Será un espacio político muy plural, donde todos nosotros reconocemos nuestra condición peronista y donde sin duda el peronismo puede ser el motor, pero un espacio más amplio y plural, que lidera Kirchner”. Sobre el vínculo que existirá entre el jefe del Estado y la presidenta electa desde el lunes próximo precisó: “En este tiempo que viene [Kirchner] va a colaborar mucho y siempre su opinión será tenida en cuenta por Cristina, como fue tenida presente la opinión de Cristina en estos años”.
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