El proyecto de ley para “eliminar gradualmente” los tickets le devuelve a los salarios en dinero el lugar que le corresponde y que perdieron por responsabilidad de la misma burocracia sindical que ahora los defiende. Los tickets representan un enorme negocio para sus emisores, y beneficia a las patronales porque no se computan para los aportes sociales, vacaciones, horas extras y aguinaldos — o sea que también representan una quita del salario. Habrá que ver ahora si su eliminación es tomada por las patronales como un aumento a cuenta de futuras paritarias.
¿Será aprobado? Todo indicaba que sí, el miércoles 28 en Diputados, jaqueado por la denuncia de intento de coima al diputado Recalde. Pero todavía tiene que pasar por el Senado. Las empresas emisoras han comenzado una campaña brutal para impedir su sanción. Son veintisiete parásitos que lucran con la intermediación de estos vales, atendiendo a 45.000 empresas por cerca de siete mil millones de pesos al año. El Senado se verá en figurillas para acompañar el proyecto, ahora que la nueva Presidenta ha elegido a un hombre de Peugeot para representarnos ante Francia, a la cual pertenece la principal ticketera —el pulpo Accor.
Las contradicciones tampoco terminan aquí, porque simultáneamente el ministro Tomada resolvía ampliar de 15 a 25 pesos el tope que se podía pagar con tickets de almuerzo. O sea que una parte del gobierno alentaba una eliminación gradual mientras otra parte promovía un uso mayor de los papelitos. Los tickets se han transformado en piedra de pendencia entre dos clanes del gabinete y pone de manifiesto la rivalidad que se ha creado entre Moyano y Tomada, o la voluntad del primero de quedarse con el Ministerio de Trabajo.
El pago de los salarios en dinero incrementa los ingresos de la Anses, que en estos días estuvo poniendo plata para pagar la deuda pública. El fisco ha pasado a cobrar una importancia mayor que la habitual, porque de él depende la capacidad del Estado para arbitrar los conflictos sociales y manejarse con el capital financiero internacional. En momentos en que tiende a secarse el ingreso de fondos del exterior, debido a la crisis mundial, todos los estados están tratando de reforzar su propia caja. La próxima presidenta deberá laudar entre las necesidades de la Anses y el compromiso de llegar a un acuerdo con los capitales que forman el Club de París.
Salarios en blanco
El salario no solamente está negreado por los tickets; el 40% de los trabajadores cobran en negro. En la mayor parte de los casos sin ningún registro, en otros bajo la forma de adicionales de distinto orden, que en algunos casos cubren el 50% de la remuneración. Una parte de la burocracia alardea con la eliminación de los tickets para mejor conservar el resto de los ítems. Ctera, por ejemplo, no está aprovechando la agitación por los tickets para exigir la incorporación al básico de todos los adicionales, sean remunerativos o no.
Hay que llevar este tema a las paritarias, pero para ello la representación sindical y los anteproyectos de convenio no pueden seguir siendo el monopolio de la burocracia; deben ser objeto de elaboración, discusión y votación en asambleas o congresos de delegados electos en los lugares de trabajo.
Néstor Pitrola (revista Partido Obrero)