martes, 27 de noviembre de 2007

Apostillas legislativas


Raros peinados nuevos



Llamó la atención de más de un curioso el extraño peinado al que recurrió el diputado electo en cuestión. Seguramente hará gala de su privilegiada oratoria en la Cámara que se viene. También hará lo propio volcando su amplia experiencia institucional y empresarial por el bien de los pampeanos. Pero lo que no le vendría mal es gastar unos pessitos en un buen tratamiento capilar para combatir la calvicie que lo tiene a mal traer, y así evitar esos raros peinados nuevos con flequillos al mejor estilo Cicerón (el gran orador romano).



Casi una distracción



Terminado el acto, como suele suceder en estas oportunidades, comienza la parte de los saludos y besamanos. Las infaltables felicitaciones a los que llegan, o siguen, los falsos apretones de manos y el recuerdo de amistades que nunca existieron, pero que la cercanía del poder potencian.



En el medio de todo ese movimiento y tal vez rodeado del afecto familiar, con tanta euforia reinante por llegar al lugar soñado, y por supuesto en medio de apretujones salió el flamante legislador para repartir sonrisas a diestra y siniestra.



Lo que casi nadie se percató es que en la banca donde había sentado sus reales había quedado un botín preciado: el diploma que lo acreditaba como diputado provincial electo.



Alguien intentó apaciguar el bochorno explicando que en realidad el veterano dirigente se lo había entregado a un fotógrafo presente para que se lo enmarcara, pero lo cierto es que el enorme papel descansaba plácidamente en la banca, al alcance de cualquiera. Diga que era toda gente honesta...



Legión campestre


Llegaron todos juntos. El grupo llamó la atención desde que se bajaron de sendos automóviles y entraron al edificio legislativo con cara de no saber exactamente a donde iban.


Nunca falta quien los reconoce y todo el personal, civil y policial, hicieron hasta lo imposible para agradarles. Ellos correspondieron todas las atenciones con simpáticas sonrisas de cortesía.


Llegaron juntos, entraron juntos y se sentaron todos juntos. Ellos eran los hombres y mujeres "de confianza" del próximo presidente de la Legislatura, Luis Alberto Campo. Ellos son los futuros funcionarios legislativos que ocuparán cargos estratégicos como la Secretaría Privada, la Administrativa, la Legislativa, Dirección de Prensa y Asesorías varias.



Abrazo partido

Hay que reconocerlo: esta vez no hubo ruidosas barras en las gradas destinadas al público. Faltaron los bombos y los gritos hostiles a los diputados opositores más lenguaraces. No se vieron caras "conocidas" dentro de la "militancia" santarroseña.

Fueron aplaudidos todos los que recibieron sus diplomas casi por igual. El único que llevó una hinchada tibia, que sobresalía de los aplausos del resto fue el toayense Alfredo Schanton.

La desorganización estuvo al orden del día. Sino que lo digan los legisladores electos que estaban sentados a la izquierda de las autoridades del acto, que tenían que sortear una nube de fotógrafos y camarógafos para recibir su diploma.

No llamó la atención tampoco el periplo que realizaban los diputados oficialistas, salvo alguna excepción: recibir el diploma, saludar a Carlos Verna, a Oscar Mario Jorge, a Luis Campo y a su banca.

Lo que no se entendió muy bien es el porqué el flamante diputado provincial electo por el FREPAM, todavía intendente de Alpachiri, Hugo Pérez hizo el mismo recorrido que sus pares justicialistas. Luego del abrazo a Verna, Jorge y Campo sus compañeros de bancada lo observaron con bastante desconcierto. ¿Marche un radical "V" o "J"?.
Cartelitos
Que en el Congreso de la Nación se arma una corrida por lograr los mejores despachos cuando hay renovación legislativa no es un secreto. Más de un pampeano tuvo que rogar y sufrir varios meses hasta conseguir un espacio "decente" para sus tareas y la de sus colaboradores.
Lo que desoncertó a más de un empleado legislativo fue encontrar que las puertas de las oficinas del Bloque Justicialista de la Legislatura de La Pampa ostentan vistosos cartelitos con los nombres de los diputados que ocuparán esos despachos a partir del 10 de diciembre próximo. No pasa desapercibido que en algunas de las oficinas, que val la pena aclarar que son todas iguales, aún van algunos legisladores que terminan su mandato dentro de 12 días, y tienen los cartelitos a modo recordatorio, no se que el 11 estén todavía en el sillón que les dejará de pertenecer. ¿Apuro? ¿Provocación? ¿Ansiedad?, todavía nadie lo supo responder