Si bien José María Aznar le agradeció por teléfono a José Luis Rodríguez Zapatero la intervención frente a los agravios del Presidente venezolano, la política española se divide entre elogios y críticas. Luego del tormentoso cierre de la Cumbre Iberoamericana, en Chile, el jefe de Gobierno Español fue acusado por el Partido Popular (PP) de tener "amistades peligrosas" y de ser responsable del conflicto, mientras que la izquierda del país atacó al Rey Juan Carlos. Mariano Rajoy, presidente del PP, declaró que el incidente entre el Rey y Chávez "es fruto de una política exterior que ha dilapidado el prestigio y la influencia de España – y continuó – Ha elegido los peores aliados dentro y fuera de España, gobernantes que no conocen límites a la hora de insultar y menospreciar a los españoles". Al mismo tiempo, otros dirigentes del partido pidieron que se retiren los embajadores dispuestos en Venezuela y Nicaragua. Sin embargo, la izquierda también salió a atacar, pero esta vez al monarca. Willy Meyer, responsable de Relaciones Internacionales de Izquierda Unida, dijo: "Alguien debería decirle que ya no existen vasallos en América latina del Reino de España". En la reunión de clausura de la cumbre, Juan Carlos le exigió a Hugo Chávez que se callara y dejara de acusar de "fascista" a Aznar, indicó el diario Clarín. Los medios españoles"El Rey no se calla", indicó el diario monárquico ABC. "El Rey puso en su sitio a Chávez en nombre de los españoles, un hecho que no tiene precedentes", destacó El Mundo. "Estuvo en su papel porque el presidente venezolano cruzó con sus descalificaciones la línea de lo tolerable en una relación entre países soberanos", dijo El País.
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