El juez Jorge Cañón es, tal vez, el que más y mejores preguntas realiza a los testigos respecto de la megaestafa del IPAV, dentro de un Tribunal armado de modo extraordinario, porque sus integrantes son especialistas en lo Civil y no en lo Penal. Ayer fue protagonista por otra razón: cuando ya el debate llevaba varias horas, giró tratando de acomodar unas carpetas sobre el escritorio y tiró el vaso con agua que estaba a su lado. Rápido de reflejos, capturó el objeto antes de que se empaparan los cheques que había en el lugar. Pero no pudo proteger sus apuntes, que quedaron borroneados.
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