Los principales bancos centrales del mundo se aprestaban para continuar inyectando liquidez hoy, con el objetivo de tranquilizar la fuerte turbulencia financiera que se desató la semana pasada en los mercados internacionales. Sin embargo, por el momento, no hay señales de una reducción de emergencia en las tasas, aunque todo dependerá de cómo continúe la crisis. El fin de semana hubo conversaciones telefónicas entre los presidentes de las bancos centrales y los principales ejecutivos de entidades financieras con presencia global. El objetivo fue realizar un seguimiento del impacto de la crisis inmobiliaria estadounidense y la mejor forma para recuperar cierto grado de tranquilidad. Entre el jueves y el viernes pasados, el Banco Central Europeo (BCE) encabezó una masiva inyección de liquidez por u$s 323 millones para hacer frente a un súbito corte del crédito (denominado en la jerga financiera como «credit crunch»). Lo acompañaron la Reserva Federal estadounidense, bajo la conducción de Ben Bernanke, y los bancos de Japón, Australia y Canadá. Entre las alternativas que se barajan, está la posibilidad de que la Fed habilite una línea crediticia para los bancos europeos. Sería una manera de ayudar al BCE, que fue el que mayor esfuerzo hizo para enfrentar la restricción crediticia en los últimos días. El fin de semana se siguieron conociendo noticias negativas respecto del impacto de la burbuja inmobiliaria. El banco alemán West LB reconoció que posee u$s 1.700 millones invertidos en el mercado de hipotecas de baja calidad (subprime) de los Estados Unidos. Se sumó a la lista de entidades afectadas por esta situación, como había ocurrido el jueves pasado con el BNP Paribas. Y dejó claro, además, que inversores en distintos lugares del planeta están sufriendo pérdidas por la explosión de la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos. Al cierre de esta edición, los mercados asiáticos abrían con alzas de hasta 1,5%, pero con extremada volatilidad. Si se mantiene la tendencia, sería la primera reacción concreta de una vuelta a cierto clima de tranquilidad entre los inversores alrededor del mundo. El viernes había cerrado todo en baja, aunque el índice Dow Jones recortó pérdidas para finalizar sólo 0,23% abajo, mientras que el índice S&P 500 llegó a terminar en positivo (apenas 0,04%).
Dudas En los mercados no sólo hay dudas por la continuidad de esta crisis financiera y crediticia, sino además por la fortaleza de la economía mundial. El petróleo, por ejemplo, sufrió una fuerte baja en las últimas jornadas y se opera levemente por encima de u$s 71,70, contra u$s 78 que llegó a tocar hace menos de un mes. El valor está más en línea con la idea de que podría producirse una disminución de la demanda a nivel global por los efectos de la crisis hipotecaria. Se espera, en tanto, que la volatilidad en los mercados continúe por lo menos hasta setiembre. «Hay muchas preguntas que en el mercado no están en condiciones de contestar y esto permanecerá así durante algún tiempo», explicó Ira Jersey, estratega de Credit Suisse en Estados Unidos. En la Argentina, los bonos cerraron la semana en sus niveles mínimos de los últimos dos años. El Discount en pesos cerró en $ 116,50, en medio de la aversión de los inversores por activos en mercados emergentes. Claro que en el caso local se suman, además, las dudas por el aumento del gasto público y la manipulación del INDEC. Si bien se estima que el precio de acciones y bonos está muy por debajo de un nivel lógico, pocos se atreven a pronosticar un repunte sostenido en medio de este clima de incertidumbre.
"Ambito Financiero"