jueves, 9 de agosto de 2007

"Juega Ortega"


Si el domingo, en el reencuentro de los hinchas con el viejo y querido Monumental, y justo frente a Newell's, el equipo en el que hizo que se lo extrañara todavía más, Ariel Ortega mete dos goles y es figura, que nadie se sorprenda. Porque a esta altura, en River todo puede pasar...Y "todo" es "todo". El escenario que se plantea para el estreno en el torneo viene con yapa, con lujito, con espejitos de colores. En medio de un tormentoso presente también en el ámbito futbolístico, porque Daniel Passarella parece haberse transformado en una máquina de probar formaciones para intentar dar con la adecuada, el Burrito mete el hocico y asoma como flor de regalito para los chiquilines que el domingo elijan acercarse hasta Núñez para festejar su día.En la práctica que se realizó por la mañana en el predio de Ezeiza, el técnico sorprendió al incluir al jujeño entre los titulares. En este primer test, lo hizo como enganche, para abastecer a Federico Higuaín y Marco Ruben. Su nivel fue alentador: preciso y mucho más metido en el juego que en ensayos anteriores, se puso el equipo al hombro y dejó en claro que lo que le sobraba era motivación. "En lo futbolístico está mejor que varios", sentenció un colaborador del Kaiser con cierto entusiasmo a pesar del 0 a 0 frente a un combinado conformado por varios juveniles. Pero a esa hora, la pregunta era una sola: ¿jugará? "Depende del uno. Y no creo", tiró otro. Pero "el uno" (Passarella, ooobvio), después del almuerzo y de una siestita, diagramó otro entrenamiento formal por la tarde, esta vez con el Monumental como fondo. Y en medio de la catarata de cambios de un amistoso a otro que viene ofreciendo desde que arrancó la pretemporada, eligió mantener al Burrito en el equipo, aunque ubicándolo decididamente como delantero (el Pipita fue quien le dejó el lugar) para que Belluschi, ya recuperado de una molestia en el aductor izquierdo, ingresara como volante por la derecha en un 4-4-2. Una hora de fútbol empujó a Passarella a entregar, entrada la nochecita, un lindo título en una charla informal con algunos directivos: "Juega Ortega".Dos palabras del "uno" que generan un cóctel de desconcierto, ilusión e incógnitas. Hace apenas seis días, un integrante del cuerpo técnico confió que Passarella había hablado con Ortega para pedirle paciencia, para explicarle que un regreso después de semejante parate requiere una preparación impecable, y que el tiempo no debe estrujarse por capricho. En esa charla, el Burrito reconoció que la última vez que se había sentido a pleno fue en el verano del 2006, antes de su recaída en Mar del Plata, luego de un trabajo a conciencia de 40 días. Para alcanzar este plazo, al ídolo le faltaban un par de semanas. No hay, por ahora, rastros del síndrome "depresivo impulsivo alcohólico" con el que el futbolista aún convive. En ese sentido, está bien. ¿Y en lo futbolístico? "Anduve bien, pero no quiero quemar etapas", le comentó Ariel a sus íntimos después de ser figura en el triunfo que un equipo de suplentes consiguió el sábado frente a la Reserva de All Boys. La calidad está intacta. El físico, en plena recuperación. Parece que con esa combinación, alcanza para sostener el inicio de la ilusión de este River, que necesita de un título para no terminar con Passarella dando un paso al costado.A cuatro días del estreno en el Apertura, pocos apostaban por semejante bombita, sobre todo cuando hace un mes las noticias sobre el Burrito estaban vinculadas a su estadía en una clínica en Chile. Hasta los directivos que escucharon la confirmación de la boca de Passarella se sorprendieron. Pero en River pasan cosas. Y todo el tiempo."Juega Ortega".

fuente: Olé