lunes, 6 de agosto de 2007

Bolívar y Sucre gustaban del baile y mujeres



• LOS LIBERTADORES • Un cuadro que reúne al Libertador Simón Bolívar (izq.), al protector de la Confederación Perú-Boliviana, Mariscal Andrés de Santa Cruz, y Antonio José de Sucre.

Simón Bolívar, un hombre enérgico de resoluciones férreas, y Antonio José de Sucre, hidalgo, caballero y delicado en sus acciones; ambos “cobraban” en mujeres el precio de sus hazañas que protagonizaban en los campos de batalla, poseían una cultura excepcional por sus lecturas y tenían el pie ligero para el baile.
“El baile es la poesía del movimiento”, decía Bolívar. “Siempre he preferido el vals, hasta locuras he hecho bailando de seguido horas enteras, cuando me ha tocado en suerte una buena pareja”, cita el historiador Jorge Núñez en su obra Un hombre llamado Simón Bolívar.
¿Qué tipo de vals prefería el Libertador, quien en agosto de 1805 juró en el monte Sacro, Italia, no dar descanso a su brazo ni reposo a su alma hasta romper las cadenas del poder español?
El baile de moda de esa época (1805-1830) era el “vals colombiano” o “pasadillo”, tenía un ritmo alegre, se bailaba con pasos cortos y una de sus derivaciones llamada “capuchinada” terminaba con un rapidísimo zapateo que gustaba a los jóvenes.
Él era bajo, de piel aceitunada, morena, su faz enflaquecida, delgado, ojos oscuros y vivaces. “Era un hombre menudo, debió tener una altura de 1,60, los uniformes que se conservan de él son pequeñitos, hay uno en Sucre. Sus contemporáneos dicen que no impresionaba de físico, que perdió prematuramente parte de su pelo. A los 40 años ya era un hombre anciano, había terminado su ciclo vital”, dice el historiador Mariano Baptista Gumucio.
Mientras que el vencedor de Pichincha, Junín y Ayacucho, el Mariscal Sucre, era de una intensa vida social; al igual que su jefe el Libertador, asistía con frecuencia a recepciones sociales que le ofrecían en reconocimiento a su campaña libertaria.
Sucre era un “entusiasta bailador”, lo describe Joaquín Gantier en su artículo El General Sucre, su galantería caballeresca.
Tenía un semblante oscuro y curtido por el sol, de rostro oval, ojos oscuros y cara ligeramente picada por la viruela.
Detrás de esta estampa había un romántico y un piropeador cuando estaba en presencia de mujeres. “Quiera el destino que mis glorias queden ligadas a su encanto”, le dijo a Pepita Gaiza, quien pertenecía a la aristocracia guayaquileña, cuando se arrancó del pecho una de sus condecoraciones para obsequiarla a la dama, de esbelto busto, durante una fiesta.
Cuando Sucre, de 27 años, conoció en Quito —en 1822— a Mariana Carcelán y Larrea, la marquesa de Solanda, de 17 años, quedó enamorado por su belleza. Después de vivir alejado durante seis años de su amada, por la responsabilidad de la campaña libertaria, contrajo nupcias a través de una carta poder. Él estaba en Bolivia y ella en Ecuador. Su fama con las mujeres llegó a La Paz y Chuquisaca donde tuvo dos hijos con la paceña Rosalía Cortez y Silva y la tarijeña Manuelita Rojas, novia de Olañeta.
“Bolívar fue irresistible para las mujeres”, dice Carlos Montenegro en su artículo Sucre, Bolívar y las mujeres, publicado en La Calle en febrero de 1941. Tuvo más de 20 amantes. Pepita Machado, quien ejercía sobre él reclamos sexuales, lo acompañó desde 1813 hasta 1820. Manuelita Saénz, “La Libertadora”, dejó a su esposo inglés para acompañar al general de Caracas. Además de esos rasgos de personalidad, Bolívar y Sucre exponen, a lo largo de la campaña, sus dotes de hombres cultos. El primero se formó leyendo a Rousseau, Locke, Voltaire, Montesquieu. El segundo, en correspondencia, con la condición de recibir una formación acorde con su rango social.
Datos generales de los libertadores
MARISCAL • Antonio José de Sucre y Alcalá, conocido como el Gran Mariscal de Ayacucho, nació en Cumaná, Venezuela, el 3 de febrero de 1795 y murió en Colombia el 4 de junio de 1830. Fue un político y militar venezolano, prócer de la independencia y presidente de Bolivia. Hijo de una familia acomodada de tradición militar; su padre fue Coronel del Ejército realista. Participó con Bolívar el 6 de agosto de 1824 en la batalla de Junín.
LIBERTADOR • Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco nació en Caracas, Venezuela, el 24 de julio de 1783, murió en Santa Marta, Colombia, el 17 de diciembre de 1830. Militar y político venezolano, una de las figuras más destacadas de la emancipación americana frente al Imperio español. Contribuyó de manera decisiva a la independencia de Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.
Una pincelada sobre su perfil humano
Simón Bolívar y Antonio José de Sucre estuvieron unidos por la historia, pero ambos tenían rasgos de su personalidad que los caracterizaba.
Iluminismo • Desde 1799, Bolívar estudia a Locke, Condillac, D\'Alambert, Montesquieu, Rousseau, Voltaire y otros enciclopedistas. Esto forja sus ideales revolucionarios para la época.

El viudo • En 1802, Bolívar contrae matrimonio con María Teresa Rodríguez del Toro, quien muere 8 meses después. Él promete no casarse más.
El huérfano • Pierde a su padre y a su madre. Esto genera su carácter fuerte, dice Carlos Fuentes.
Sucre • En 1824, el Mariscal de Ayacucho conoció a la marquesa de Solanda de quien, tras una fiesta, quedó prendado y comprometido a matrimonio, lo cual cumplió mediante representante.
Perfil • Sucre era exquisitamente culto y gentilmente galante, dice un escrito de Joaquín Gantier.
Características • Fue un estudiante de ingeniería antes de las campañas contra los realistas. Era amante de lo bello y siguió la carrera de las armas.
Antonio josé de sucre
Fisonomía • “Estampa un tanto gacha y poco airosa, caminar desgalichado, de encogimiento al estar de pie”, según Carlos Montenegro.
Estatura • No era bello de rostro, dice Miller, citado por Montenegro. El capitán Andrews, un contemporáneo suyo, lo describe así: “es delgado, mide cinco pies y ocho pulgadas, 1,70 centímetros. Semblante oscuro y curtido por el sol, su rostro es oval, ojos oscuros y cara ligeramente picada de viruela”.
Moral • “Era un hombre de una moral pública intachable, era capaz de ordenar el fusilamiento por corrupción, era muy generoso, perdonó a su presunto asesino que intentó envenenarlo en Oruro”, dice Baptista.
Simón bolívar
Fisonomía • Era menudo, sus contemporáneos afirman que no impresionaba de físico. Era delgado, perdió prematuramente parte de su pelo.
Carácter • “Montaba en cólera con facilidad, es regañón y grosero. Sus arrebatos son a veces grotescos y de mal gusto”, dice Perú de La Croix. En sus últimos años era —de acuerdo a testimonios de la época— “sencillamente insoportable, gruñón, airado, despótico e insultante”. Era de risa fácil, detestaba el tabaco, comía hervidos y ensaladas y practicaba la natación en los ríos.
Vestuario • Gustaba de empaparse con agua de colonia las manos y la cara, vestía impecable; en el aseo personal era cuidadoso y en especial con la dentadura que cuidaba con esmero.
Entrevista
“Bolívar se formó solo, fue un autodidacta”
Mariano Baptista Gumucio, historiador y diplomático cochabambino.
¿Cuál el rasgo característico de la personalidad de Bolívar?
En Bolívar se destacan dos elementos: un enorme talento innato que fue alimentado por Simón Rodríguez y por sus viajes a Europa, él fue un autodidacta, no siguió estudios universitarios, se formó solo, por una parte, y por otra, una voluntad y tesón para concluir lo que se proponía que no tiene parangón. Otro rasgo es su enorme apetencia sexual, él era un conquistador, porque las mujeres se le entregaban igual, pero era incansable en el amor físico.
¿Bromeaba?
Sus amigos bromeaban diciendo que era el “culo de hierro”, por los callos que le habían salido en las campañas por Los Andes a fuerza de montar a caballo.
¿Y de Sucre cuál los rasgos de su personalidad?
Sucre era un hombre modesto, no era un hombre que se vanagloriaba de sus hazañas bélicas.
Era un hombre considerado, estaba pendiente de la tropa. Se alejó de su familia desde la adolescencia (por la libertad). A su esposa la vio seis años después.
¿Tenía dinero?
Sucre sale de Charcas (rumbo a Ecuador) con mil pesos, después de haber mandado durante seis años en Perú y Bolivia. Nunca tenía un céntimo, todo lo regalaba a sus familiares, a los pobres, viudas y huérfanos.
fuente: La Razón (Bolivia)