La primera visita de Cristina Fernández de Kirchner a Brasil como presidenta electa causó una buena impresión en su colega Lula da Silva y los ministros que la escucharon. Ratificó, con palabras y gestos nítidos, que su gobierno dará la máxima prioridad al eje Buenos Aires-Brasilia. Y si aquí había alguna duda sobre cómo se orientaría la política externa de la futura jefa de Estado, ayer se disipó: "Queremos profundizar la asociación estratégica. Estamos convencidos que de este modo se fortalecerá nuestra región, en un mundo que tiende a funcionar en bloques".Con un tailleur blanco -que se puso en el hotel, un rato antes de la entrevista con el Presidente Lula- Cristina ingresó al Palacio del Planalto minutos después de las 16.30. En la reunión a solas, le planteó una primera iniciativa. "Le propuse una metodología de trabajo: dos reuniones presidenciales bilaterales por año, una en Brasil y otra en Argentina", reveló. Y fue un poco más allá: "En la reuniones deben tratarse temas, con la participación de los ministros, pero donde cada uno tenga una responsabilidad sobre objetivos y resultados".En otra parte de su discurso ante la prensa al concluir la reunión, Cristina precisó: "No queremos más reunionismos, como decimos los argentinos. Buscamos resultados concretos. Ambas sociedades tienen que ver que la integración avanza y las beneficia".Del lado brasileño estaban entusiasmados. "Fue una reunión muy productiva porque se fijó un método de trabajo. El mensaje fundamental es que debe haber metas y plazos", comentaron.Desde que la presidenta electa confirmó su visita a Brasil, la prensa local especuló mucho con un "cambio de eje de Buenos Aires más inclinado a Brasilia y menos a Caracas". Indagado sobre el tema, el ministro Alberto Fernández negó en forma taxativa esa versión ante esta corresponsal. Con la misma expresividad, Marco Aurelio García, asesor de Lula en política internacional, reflexionó: "Esa es una visión mezquina de lo que debe ser la política sudamericana. Lo que vale es que ésta se va a beneficiar con una buena relación entre Argentina y Brasil. Se dijo que la Unión Europea no existiría sin la buena relación entre Francia y Alemania. Lo mismo ocurre en América del Sur. Si queremos una política que sea consistente debe tener un sólido eje Argentina-Brasil".Para el canciller Jorge Taiana, lo central de esta cita en Brasilia era concretar un gesto político que ratificara la sociedad entre ambos países. "Fue un gesto claro de ratificación", insistió. Cuando un periodista le preguntó si la entrada de Venezuela al Mercosur no podría causar "desprestigio", Taiana fue preciso: "Nosotros queremos que entre un Estado sudamericano. No es cuestión de un presidente, como no lo fue con los otros miembros del Mercosur".Sobre la propuesta de reuniones bilaterales que formuló Cristina, Marco Aurelio García destacó: "El criterio me parece extremadamente inteligente, al mencionar la necesidad de que los asuntos se traten en forma temática: energía, cuestiones sociales, económicas, comerciales y complementariedad productiva".De hecho, en la primera cita bilateral prevista para febrero en Buenos Aires el asunto central será la construcción de la represa de Garabí. Otro de los asuntos que parece ya maduro es el del comercio bilateral "desdolarizado", es decir en pesos y en reales.El ministro de Hacienda brasileño Guido Mantega informó que la iniciativa está en la fase de detalles técnicos, suficientemente avanzados como para lanzar el sistema a principios de 2008. Del otro lado de la mesa, el futuro ministro de Economía Martín Lousteau, hacía sus primeras armas en la relación con Brasil al más alto nivel.Sobre los temas energéticos, Lula no se privó de comentarle a Cristina sus planes para Bolivia. Según sostuvieron sus colaboradores, ambos comparten un criterio general de actuar en forma muy coordinada con el gobierno de La Paz.
clarín