Dureza: la ex contadora de la provincia María Teresa Tullio recordó que una auditoría encontró en enero de 2000 “muy graves” irregularidades en el manejo de los fondos del IPAV. Y que dio aviso al ministro Franco, que ejercía la presidencia del organismo, a través de una nota (“la más dura que recuerde haber firmado”). A pesar de eso, los manejos de la ex cúpula del IPAV continuaron y el Tribunal de Cuentas tampoco hizo nada a pesar del control de la rendición de gastos posterior que debía realizar.La ex contadora general de la provincia María Teresa Tullio declaró ayer que encontró irregularidades “muy graves” en una auditoría que se realizó sobre el manejo administrativo de los fondos del IPAV durante la segunda mitad del año ’99. “Estaban dejando de cumplir lo que dicen todas las leyes”, afirmó la ex funcionaria.Tullio declaró ayer frente a la Cámara del Crimen Nº 1, en el juicio por la megacausa del IPAV que se le sigue a la ex cúpula de ese organismo provincial durante la última gestión del marinismo, Hugo Nelson Agüero y Luis Araniz, entre otros. La principal acusación es que entre 1999 y 2003 retiraron más de 900.000 pesos de dos cuentas, en beneficio propio y de terceros.La ex contadora general recordó que envió una nota en enero de 2000 a quien ejercía la presidencia del IPAV, el ministro de Hacienda, Ernesto Franco, avisando de las graves irregularidades que se habían hallado. Las autoridades del IPAV retiraban fondos de dos cuentas del Banco Hipotecario Nacional (una de recupero de las cuotas de las viviendas y la otra de los gastos de inspección de obras) eludiendo los controles legales previos y la habilitación de los gastos que correspondía a su área, la Contaduría General.Tullio explicó que los fondos debían ingresar primero a las arcas provinciales (Tesorería General) para seguir el camino legal con todas las etapas para controlar el gasto. “Cuando las cosas ya están pagadas, es poco lo que podíamos controlar nosotros”, graficó la ex contadora al tribunal.En su momento, los resultados de la auditoría no generaron ninguna medida del ministro Franco. Por eso, el actual funcionario inclusive cayó también bajo sospecha en la investigación penal, aunque finalmente fue sobreseído. Además, las maniobras irregulares no merecieron ninguna observación del Tribunal de Cuentas, el organismo que debía realizar los controles posteriores, sobre las rendiciones de gastos.
La auditoría
A Tullio se la observó angustiada durante parte de su testimonio. Ella sorteó un juicio político porque se la había acusado de falso testimonio (primero no aportó la copia de la nota de aviso que mandó a Franco y, después de que el ministro fue sobreseído, la encontró y la sumó a la causa). Ayer, la mujer mantuvo un cruce de palabras con el ex gerente del IPAV Araniz y su esposa, a la salida de la declaración (ver aparte).Antes, había hablado durante casi una hora y media. Primero recordó que asumió en diciembre del ’99 y que enseguida recibió el informe final de una auditoría sobre el IPAV que se había iniciado en julio de ese año.En ese escrito, los auditores detallaron que las autoridades del IPAV libraban cheques sobre fondos nacionales que no se ingresaban en la tesorería general y, de esa manera, se eludía el control previo de su repartición y la autorización para ejecutar las partidas presupuestarias. “Era la observación más grave”, comparó.Y relató que “surgió ese problema porque ellos decían que lo hacían porque los trámites eran lentos y si tenían la plata, pagaban, entonces cuando teníamos acceso a los certificados ya habían sido pagados”.“Hacían valer la autarquía, pero para nosotros era contrario a la Ley de Convertibilidad, que dice que no se pueden efectuar gastos sin ingresar los fondos al presupuesto provincial”, contó.En la auditoría también se mencionaba que el IPAV rendía las cuentas en cuestión practicándole los descuentos, compensaciones prohibidas legalmente, ya que se debe declarar la totalidad de los ingresos. “Deducían gastos a los cuales no teníamos acceso”, indicó.Además, la auditoría remarcó que el IPAV se “atrasaba” en las rendiciones de los gastos que debía hacer con posterioridad en el Tribunal de Cuentas.También que se pagaban adicionales del Fondo FONAVI a personas que eran ajenas a la administración pública. “Entendíamos que eso no era correcto. Y eso se lo observamos muchas veces”, dijo.
Avisos
Ayer, Tullio le contó al tribunal que, con la auditoría en la mano, le envió una nota al ministro de Hacienda, Ernesto Franco, que en ese momento tenía el cargo de presidente del IPAV. “Entiendo que él era el que tenía que tomar las medidas”, dijo.- ¿Las irregularidades eran subsanables? -le preguntó uno de los abogados defensores.- Algunas entiendo que sí. Las comisiones (del BHN, por llevar la cartera de cobranzas a los adjudicatarios) correspondían, pero otros gastos no. Habría que haber analizado cada factura, pero no teníamos acceso, yo no sé qué gastos se pagaron.Por otra parte, la ex funcionaria explicó que no dio aviso de las irregularidades al Tribunal de Cuentas porque la legislación le exigía, para ello, que hubiera una determinación precisa del daño causado y la determinación de los responsables.“En apariencia, eso no se constituía”, se excusó. Y dijo que no pudo avanzar en esos puntos porque “carecíamos de facultades para acceder a la documentación del Banco Hipotecario Nacional”. De todos modos, admitió que en 2004, cuando se practicó otra auditoría en el IPAV, ya con el escándalo judicial en la tapa de los diarios, obró diferente y comunicó cada observación al TdC.- ¿Qué importancia tenían las irregularidades mencionadas en la primera auditoría? -se le preguntó ayer, durante el debate.- Para mí, eran muy graves, estaban dejando de cumplir todo lo que dicen las leyes.- ¿Y qué hizo ante eso?- Le elevé la nota al presidente del IPAV.- ¿Al Tribunal de Cuentas no avisó porque no había daño?- Yo no dije que no había daño. Dije que no estaba determinado.
“Yo no tengo padrinos”
Cuando Tullio concluyó su declaración, el tribunal abrió un cuarto intermedio de diez minutos y, a la salida de la sala, se cruzó con uno de los acusados, el ex gerente Luis Araniz, y la esposa, que siguió el juicio entre el público.En ese momento, se produjo un tenso cruce de palabras. “¿Por qué estás enojada conmigo?”, le preguntó Tullio a la mujer. Enseguida se acercó Araniz. “Soy la única que no tengo padrino”, les reprochó Tullio a ambos. En referencia a sí misma, deslizó que “a la pobre infeliz criada en una escuela hogar, la mataron”.Después, Tullio se detuvo unos minutos para conversar con algunos de los abogados defensores, en la vereda de la Cámara del Crimen Nº 1. Allí se quejó de las veces que apareció en los diarios por el escándalo del IPAV y del sufrimiento que esto ocasionó a su familia. Y reivindicó su honestidad y haber sido “la única” que intentó frenar el desmanejo en el IPAV.
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