lunes, 5 de noviembre de 2007

AFIP con la mirada puesta en Trenel

Las fuertes ráfagas de viento que sopló durante los últimos días parecen haber arrastrado el mal olor de las cloacas de Trenel y desempolvado antiguos expedientes. La millonaria y controvertida obra realizada entre 1998 y 1999 no ha caído en el olvido. A pesar de que la Justicia pampeana no profundizó el supuesto sobreprecio calculado en casi 10 millones de pesos-dólares, los sabuesos de la AFIP no se resignaron. La situación de los directivos de la empresa constructora Zetasud S.A es por demás comprometida. Ellos fueron los que realizaron la obra. La AFIP ahora le pide explicaciones por una supuesta evasión que supera el millón de pesos por impuesto a las ganancias. El juzgado Federal que interviene en la causa parece implacable. Los inspectores de la AFIP, que tuvieron que declarar como testigos ante las autoridades judiciales, estuvieron más de siete horas brindando explicaciones de la compleja trama elaborada para eludir al fisco. La Justicia citó a uno de los empresarios para indagarlo. El hombre acostumbrado a los pasillos de Tribunales pensó que era un trámite más. Pero después de escucharlo el juez lo mandó preso por 30 días. Fue el primero por la famosa obra de las cloacas trenelenses. Ahora llueven sobre Trenel citaciones del organismo nacional pidiendo datos sobre la empresa constructora. Los investigadores decidieron ir por más.Zetasud. La empresa fue creada para realizar obras en distintas lugares. Los directivos tenían otras empresas: la Constructora del Sur y Puyehue, cuyo máximo referente era Enrique Halcak, el mismo impulsor de Zetasud. En la localidad desplegaron toda la logística. Alquilaron viviendas y salones. Contrataron empleados y le pusieron el glamour de la época menemista: la ostentación.Las empresas que se habían conformado un tiempo antes no tenían ningún tipo de antecedentes en la construcción de obras de envergadura, pero igual las realizaron. En Trenel, se firmó un convenio de delegación de obra entre la municipalidad, que presidía Juan Antonio Silva y la cooperativa Costren. Pocos días después el Consejo de Administración de la entidad solidaria decidió por unanimidad la contratación directa de la firma Zetasud. Al igual que en otra provincia patagónica, los empresarios se hacían cargo de las obras que se realizaban con la financiación de los ATN que repartía a discreción el ministro del interior, Carlos Corach, un menemista de paladar negro. La obra se inició en abril de 1998 y se terminó en diciembre de 1999. En los primeros meses del 2001, desembarcaron en Trenel los peritos de la Sindicatura General de la Nación (Sigen) para realizar una auditoria. Entrevistaron a funcionarios, relevaron las obras, los lugares y emplazamientos. Nunca encontraron los planos ni especificaciones técnicas de cómo se realizó la obra civil y las instalaciones. El poder político del turno los subestimó. Se ufanaron de que los funcionarios “sólo vinieron a cobrar viáticos y a comer chorizos”, decían, una frase que resume el sentido de la impunidad.El contador, Alberto Del Pino; la arquitecta, María Cristina Botana y el ingeniero Ignacio Díaz Zabala, fueron contundente en su informe final. Determinaron “la precariedad de la ingeniería del financiamiento otorgada a la obra” y la “falta de controles por parte del Municipio hacia la Entidad en instancias de pedido de cotización, adjudicación y contratación”, entre otros puntos. Sobre el precio de la obra fueron más concluyentes aún: el precio total máximo fijado por la Sigen, apenas superó los 5 millones de pesos-dólares, pero se gastaron casi 13 millones. Paciencia.Con el informe en la mano el caso fue a la Justicia. Desde ese momento comenzó una cadena de excusaciones y de trabas que no permitió avanzar en la investigación. El camino hacia la impunidad estaba liberado. Cuando todo parecía desvanecerse y la memoria fragmentarse, la paciente y continua investigación de la AFIP pone entre las cuerdas a los actores empresariales y políticos de aquella época. Una supuesta millonaria evasión acorrala a los intervinientes en la obra de las cloacas. Por las dudas, algunos recurrieron a un especialista en materia impositiva, cuyo estudio contable tiene sede en una ciudad del oeste de la provincia de Buenos Aires.Entre los años 1998 y 1999 –época en donde los investigadores centran la mira- el municipio estaba en manos del intendente justicialista, Juan Antonio Silva, que acaba de ganar las elecciones el domingo 28 de octubre. La cooperativa local era presidida por Horacio Bogetti, el cual permanece en el cargo y reciente vice intendente electo. Por su parte, los empresarios que hicieron la obra de Trenel, y otras similares en Neuquén, hace años que deben brindar explicaciones a la Justicia. Ellos negociaban con los funcionarios municipales la contratación directa de la obra, eludiendo cualquier tipo de compulsa de precio. Halcak avanzó con sus trabajos en varios municipios de Neuquén: Plottier, Las Lajas, Aluminé, Cutral Co y Plaza Huincul. Después, con la misma lógica hizo la obra de Trenel. La justicia pampeana en plena era marinista no investigó el tema. Ocho años después la AFIP lo hizo.
la arena