Tras los festejos del triunfo electoral del domingo último, el presidente Kirchner se reunió con sus operadores habituales del peronismo y les impartió una orden: activar las medidas necesarias para normalizar el PJ en 180 días para que el primer mandatario pueda presentarse como candidato a presidente del consejo nacional del peronismo. Se pondrá en marcha así un proceso que deberá desembocar en elecciones internas de autoridades partidarias. Los colaboradores del presidente imaginan que esos comicios podrían ser sólo en mayo o junio de 2008. El PJ está actualmente intervenido por la justicia porteña. La máxima autoridad es el interventor Ramón Ruiz, a quien muchos sectores internos del PJ cuestionaron antes de las elecciones presidenciales del domingo último por no permitir elecciones internas para designar a los candidatos. Ruiz responde, en rigor, a los mandos de Kirchner. Y el Presidente nunca demostró un verdadero interés por normalizar el partido para hacer cesar la intervención, que comenzó hace más de cuatro años. Según confiaron a LA NACION altas fuentes de la Casa Rosada, Kirchner tiene ya decidido presentarse como candidato a presidente del consejo nacional del PJ, que es el máximo órgano ejecutivo del justicialismo. De ese modo, el Presidente retendrá un cargo institucional en su regreso al llano, y en forma simultánea su esposa, Cristina Kirchner, ejercerá como presidenta de la Nación. No será una batalla sencilla. Otros dirigentes del PJ ya adelantaron su decisión de competir por la presidencia del partido: son ellos Eduardo Duhalde, José Manuel de la Sota y Juan Carlos Romero, entre otros. Con el control del gobierno nacional, Kirchner siente que la pelea se facilitará. Desde ese cargo partidario, de no poco poder, el Presidente tendrá un lugar institucional para negociar cuestiones de gestión y poder con los gobernadores e intendentes y articular la futura Concertación Plural con los demás partidos que la conformarán. El peronismo, ya organizado y normalizado, sería la nave insignia de esa coalición oficialista que liderará Kirchner con miras a 2011. "La Concertación debe tener un marco más institucional. No se puede seguir haciendo listas de candidatos «colectoras» y negociando con cada líder territorial en un toma y daca y sin partido constituido", dijo a LA NACION uno de los operadores peronistas del Presidente. El primer mandatario imagina para esa concertación la incorporación de la UCR y del socialismo. También quiere para esos partidos una conducción institucionalizada afín al Gobierno. Por ese motivo, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, baraja la posibilidad de que los aliados radicales de Kirchner tomen el control del comité nacional de la UCR. En ese caso, el operativo tendrá como meta desplazar al actual titular, Gerardo Morales, un opositor nato y aliado de Roberto Lavagna. En caso de tener éxito, los nombres de Kirchner para la conducción radical serían Julio Cobos, el mendocino vicepresidente electo, o Pablo Verani, senador electo rionegrino. El plan presenta ahora una dificultad: si bien Morales carga con una derrota nacional, Cobos y Verani perdieron ambos en sus respectivos distritos el domingo último. En cuanto al socialismo, Fernández buscaría debilitar y sacar del juego a Rubén Giustiniani, otro opositor y aliado a Elisa Carrió en la Coalición Cívica. Apadrinaría en cambio a Jorge Rivas, socialista K y vicejefe de Gabinete, que iría en procura de la conducción socialista. Se trata de un proyecto hegemónico de difícil instrumentación. El fin de las "colectoras" Los dirigentes peronistas están más concentrados en reordenar el PJ. Es lo que Kirchner les prometió a los intendentes justicialistas del conurbano y a los gobernadores antes de los comicios del domingo para terminar con las "listas colectoras". En diversos diálogos, Kirchner puso a trabajar a gobernadores y dirigentes del peronismo puro en todo el país, como los diputados José María Díaz Bancalari, Jorge Landau, Carlos "Cuto" Moreno, Carlos Kunkel y algunos gobernadores, como Eduardo Fellner (Jujuy). Las primeras medidas que se estudiarán son una reafiliación completa; una amnistía para los dirigentes que en elecciones pasadas se presentaron como candidatos por otras fuerzas políticas, y la actualización de los padrones partidarios (eliminar a los fallecidos). Ese operativo no llevará menos de seis meses: por ese motivo, las elecciones internas serían en mayo o junio de 2008.
la nación