Fiel al estilo que aplicó desde que lo designaron director del canal oficial, Miguel José Solé siguió ayer utilizando la pantalla del Estado para sus cínicos juegos. Denunciado por la oposición política, que interpretó que el Canal 3 violó el Código Electoral durante la campaña, ayer Solé mandó a que su personal se burlara en pantalla de la dirigencia del Frente Pampeano Cívico y Social.Una de las primeras placas aparecidas después de terminado el comicio, anunció: “Ahora tampoco”, en una clara referencia al slogan de campaña del FREPAM, que en la previa insistió con su “Ahora sí”.En esta ocasión, Solé demoró en difundir los resultados de la encuesta en boca de urna que se pagó. Pero se las rebuscó para utilizar su habilidad.Viejo zorro, hizo que en primer término una radio local diera a conocer la información sobre esos guarismos y después explicó a través del Canal 3 que el oficialismo obtenía la victoria, de acuerdo a un sondeo “difundido por un periodista de Radio Noticias”.Minutos después de las 18, la primera placa que colocó el canal fue: “Los pampeanos eligieron la continuidad”, aludiendo a un triunfo de Oscar Mario Jorge, delfín del gobernador Carlos Verna. Aunque la voz en off aclaró que la continuidad tenía que ver con la “democracia”.
LOS PERDEDORES:
EL MARINISMO
Rubén Hugo Marín no apareció en la campaña. Se borró, literalmente. Fue su apuesta. Estaba claro que la única chance de mantener la vigencia del sector que lideró históricamente -Convergencia Peronista- era una derrota en la general de sus enemigos internos. Aunque su nombre no apareció en ninguna boleta, fue el gran derrotado de la jornada. Ayer Marín perdió más que el primero de julio, porque definitivamente perdió el control del aparato partidario y estatal que tuvo durante casi un cuarto de siglo. Como él, el intendente Néstor Alcala también le sacó el cuerpo a la actividad proselitista y brindó algunos gestos por lo menos confusos respecto de a quién quería ver como triunfador.
JUAN CARLOS MARINO
En los últimos días repitió hasta el hartazgo que estaba pensando en el triunfo electoral en la provincia. La realidad lo desmintió: fue una derrota clara y contundente. Perdió hasta en su propia localidad, Miguel Riglos. Aunque Marino tiene mandato como senador hasta 2009 y es un dirigente joven (tiene 44 años), eso no lo salvará de algunos cuestionamientos internos que se caen de maduros, como -por ejemplo- el hecho de que haya preferido una lista liderada en todos los casos por radicales de la Liga de Intendentes y que haya desechado la chance de una boleta presidencial. O más que eso, que haya distribuido boletas de distintos candidatos.
LA COALICIÓN CÍVICA
La dirigencia que siguió los pasos de Lilita Carrió apostó a ser la tercera fuerza y llevarse consigo el voto de los descontentos con los oficialismos. Fue un fracaso. Más bien parece que la sociedad castigó su decisión de armar políticamente al margen del frente opositor. No sólo no pudo garantizarle a “Lilita” una gran elección -en La Pampa peleó casi mano a mano el segundo puesto con Lavagna y Rodríguez Sáa- sino que también perdió representación legislativa.LA “TERCERA POSICIÓN”
Al Frente Para el Cambio le pasó algo parecido a lo que le ocurrió al ARI: los votos castigaron su decisión de conformar una coalición aparte de la del frente opositor mayoritario. La esperada buena elección de Juan Carlos Suárez en Santa Rosa fue sólo una ilusión (perdió hasta la banca que tenía). El desempeño de Miyi Regazzoli para la Gobernación resultó flaco. Delia Gette perdió la chance de su reelección como diputada provincial. El perfil “peronista” que le dieron a ese sector no logró llevarse desencantados del PJ. Todo indica que se trató de una experiencia demasiado corta.
EL HUMANISMO
Nadie hubiera esperado del Partido Humanista una elección demasiado buena, sino fuera porque los propios dirigentes de esa agrupación instalaron la expectativa de colocar un diputado provincial. La realidad fue un cachetazo para las aspiraciones del candidato Juan Esponda: ni siquiera sacó el 1% de los votos. El comicio pareció demostrar que lo ocurrido en 2005, cuando el PH rondó los 10.000 votos, fue un espejismo en una elección demasiado especial.