El intendente Juan Carlos Tierno se atragantó ayer con la ausencia de Néstor Alcala -su antecesor- en la ceremonia de asunción de las nuevas autoridades de la Municipalidad de Santa Rosa. El ex jefe comunal pegó un notable faltazo y se ausentó del tradicional acto de traspaso de mando. Además, casi ninguno de sus principales funcionarios estuvo presente: apenas se lo vio al ex secretario Sandro Astengo. Y, obviamente, al ex secretario de Gobierno y Acción Social José Moslares, que juró como concejal.Tierno aprovechó su discurso inicial como intendente -prolongado, como se preveía- para repetir lo que promocionó durante su campaña electoral, especialmente a través de pasacalles.También confirmó el corpus ideológico de lo que será su gestión, incluyendo sus poses de hombre mano dura: advirtió que no permitirá que anden en bicicleta los chicos menores de 12 años, anunció que declarará la “emergencia” del tránsito en la capital provincial (ver aparte) e hizo guiños discursivos hacia la jerarquía de la Iglesia Católica en momentos en que la cúpula de esa institución -basada en la opinión de los fieles más reaccionarios y conservadores- pugna para que el Gobierno Provincial vete la ley que reglamenta el aborto no punible.La memoriaTierno tuvo que jurar por su cuenta, ya que no hubo nadie que le tomara la formal promesa de rigor (una versión excusó a Alcala diciendo que estaba de viaje en Buenos Aires): lo hizo “ante el pueblo de Santa Rosa”, por Dios, los Santos Evangelios, sus hijos y la memoria de su padre.Antes habían jurado todos los concejales de la ciudad, a excepción del viceintendente Luis Martínez, quien juró en último lugar, por “Dios, la Patria, mi familia, los menos aceptados y los Santos Evangelios”. Su abrazo con Tierno fue uno de los momentos más emotivos de la noche en el Concejo Deliberante: Tierno y Martínez se prodigaron un afectuoso abrazo, se dijeron algunas palabras al oído y se miraron fijo a los ojos. La romántica escena se completó con un beso en el cuello que el intendente le dio a uno de sus dirigentes más cercanos, el mismo que la semana pasada lo llamó “nuestro Martin Luther King”.Antes, Tierno fue recepcionado en el cuerpo legislativo al mejor estilo de la vieja política: hubo aplausos, griteríos y ovaciones de sus punteros y seguidores. El salón del CD quedó chico: estuvo atestado de gente y la temperatura se hizo por momentos insoportable, porque fueron apagados los aparatos de aire acondicionado.Un sector estuvo especialmente dispuesto para ciudadanos discapacitados, entre los que se ubicó la diputada y esposa del intendente, Sandra Fonseca. Todo el acto se tradujo en señas para sordos e hipoacúsicos.Hubo numerosas autoridades provinciales, incluyendo al gobernador Oscar Mario Jorge, acompañado por su esposa y por varios ministros. Durante un largo lapso, dos sillas vacías separaron al jefe del Ejecutivo Provincial del obispo Rinaldo Brédice. Después se acomodaron allí los ministros del Superior Tribunal de Justicia Víctor Menéndez y Eduardo Fernández Mendía.Orden y progresoTierno resumió lo que será su administración enumerando lo que él mismo llamó “valores fundamentales”: “orden y progreso, libertad y solidaridad”. Insistió en que el principal valor a defender es la vida, “desde el seno materno”.Aunque comenzó su discurso con una serenidad entre forzada y fingida, a medida que se fue metiendo en los temas que han sido el leitmotiv de los últimos años de su carrera política, acrecentó el ritmo y entusiasmó el tono.En un momento, Tierno afirmó: “he desarrollado intensamente la autocrítica”, pero no dio otros detalles ni precisiones de lo que significaba esa aseveración. Porque enseguida empezó con sus críticas a la “clase política” de la que forma parte (fue funcionario desde el año ’83 hasta la fecha, con brevísimas excepciones).El discurso no fue leído, sino que el jefe comunal accedió a algunos apuntes que tuvo en su escritorio. En todo momento habló de cara al público que ocupó el salón, apenas dedicando alguna mirada de reojo a los concejales.Entre las medidas que ya anunció se incluyen la realización de una encuesta casa por casa para conocer la realidad de las familias que habitan la ciudad; obra pública destinada especialmente a las redes de infraestructura; un pretensioso plan de arbolado urbano “como política de Estado”; la refacción del Teatro Español, y un incremento presupuestario en el área de Deportes.Dedicó generosos minutos de su mensaje a hablar de los perros que hay en Santa Rosa. Tal vez captando algunos gestos y miradas de los presentes, se dio cuenta de que la problemática no parece revestir semejante gravedad para los demás. Y dijo: “tal vez alguno estará diciendo que decir esto en un discurso... que hay tanta cosa importante, y viene a meterse con el perro...”. Prometió lo que ya había anunciado en campaña: les pondrá microchips a los canes.En el tramo final de su mensaje le habló directamente al gobernador Jorge, mirándolo fijamente. Se comparó con él. Y dijo que ambos lucían dispuestos a “emprender un camino que tiene riesgos y complicaciones, para construir realmente una sociedad mejor”.Después de que terminó su discurso, Tierno fue despedido por un tema musical que hizo la banda de la Unidad Educativa Número 7 (la misma que minutos antes había tocado el Himno Nacional): eligieron la melodía de la película “Indiana Jones”.
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