WASHINGTON.- Rodrigo de Rato se va del FMI a fines de mes. Será después de la reunión anual del Fondo Monetario y el Banco Mundial, que se celebrará esta semana. Y será después de escuchar a las autoridades argentinas que llegarán pasado mañana a esta capital para tantear cómo podrían llegar al Club de París con la menor cantidad posible de condiciones desde el Fondo. Pero, con él o con su sucesor, Dominique Strauss-Kahn, los planteos siguen. La inflación es un peligro en la Argentina, según comentó ayer Rato, ante una pregunta de LA NACION, y explicó que tanto él como el staff del Fondo así se lo expresaron al Gobierno en el pasado y volverán a planteárselo en su próxima revisión de la economía del país. En su Panorama de la Economía Mundial de abril estimó la suba de precios en el 10,3% para este año, y en ascenso. "Hemos expresado lo que vemos como su fortaleza, que es su performance fiscal, pero también hemos expresado nuestra visión de que la inflación era un peligro y también que la normalización de la economía argentina requiere que permitan que la política monetaria se concentre más en la estabilidad de los precios que en el tipo de cambio", planteó Rato, durante un desayuno con un grupo reducido de periodistas como anticipo de la reunión anual, y que sirvió como su primera despedida. El español recordó después que el Fondo "es una institución financiera, no una de desarrollo" como el Banco Mundial, pero, aun así, dijo que en la Argentina "se necesitan [instrumentar] reformas sociales para realmente normalizar la situación del país tras la crisis". Club de París Rato evitó, no obstante, adelantar su visión sobre el interés del Gobierno por sellar un acuerdo con el Club de París con el Fondo o sin él de por medio. Dijo que no tiene "nada que agregar" a lo que ya han expresado desde Buenos Aires y Europa -donde consideran que el FMI debe tener un papel-, y que quería escuchar a los funcionarios argentinos -entre ellos, el ministro de Economía, Miguel Peirano-, con los que se reunirá en los próximos días. Sí reafirmó, en cambio, que un equipo de técnicos del Fondo viajará a Buenos Aires después de las elecciones y antes de fin de año para iniciar la revisión macroeconómica que concluirá con el informe "del artículo IV" al que cada año se someten todos los países miembros del organismo. En el caso de la Argentina, esa revisión podría cobrar un valor singular. Una de las opciones que baraja el Gobierno es que el repaso del FMI se haga cada seis meses, en lugar de anualmente, como fórmula para llegar al Club de París. Esta idea de un artículo IV ampliado se aplicó una sola vez, con Brasil. Rato también se cuidó de adelantar su parecer sobre esa posibilidad. "Trabajaremos con las autoridades argentinas en las obligaciones normales previstas del artículo IV", se limitó a decir, aunque expuso sus esperanzas tras los comicios del 28 del actual. "Mirando hacia el futuro, la Argentina está por celebrar elecciones y tener un nuevo gobierno, y eso dará una gran oportunidad para discutir los planes para los próximos años", comentó. "Nuestro equipo, que completará la revisión del artículo IV, visitará la Argentina a fines de año y eso será una buena ocasión para expresar nuestra visión sobre el futuro, que es mayormente la que he descrito", es decir, sobre el marco fiscal, la situación inflacionaria, política monetaria y reformas estructurales. Su visión sobre la Argentina contrastó con la que ofreció sobre Turquía -"un ejemplo", un país que está "mucho mejor" que hace unos años-, pero también sobre India y México, a los que elogió por moverse "en la dirección correcta", aun cuando tienen "reformas pendientes", las que también le reclamó a Estados Unidos. "Su economía se desacelerará, pero no caerá en una recesión", estimó, aunque dijo que el valor del dólar aún está "sobrevaluado" y que el cimbronazo causado por su mercado inmobiliario aún no había concluido. Vuelta a Madrid Antes, en la mesa que compartió con LA NACION, The New York Times , Reuters, el diario financiero alemán Handelsblatt y periodistas de Nigeria y Fiji, Rato comentó que volverá a Madrid, pero se mantendrá alejado de la campaña electoral en la que José Luis Rodríguez Zapatero buscará su reelección. Con ironía, respecto de la venta de su casa en Washington, dijo: "Mis muebles estarán ahora en algún lugar entre acá y España". Distinto es el caso de su sucesor, el ya designado Strauss-Kahn. Asumirá en noviembre, pero ayer se cruzó con LA NACION y otros periodistas en la vereda del Fondo, frente a la puerta principal. Sonriente, ante la primera pregunta aceleró rumbo al edificio.
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