El Gobierno logrará hoy la foto y el anuncio que buscaba. Poco después de las 9, representantes de los bancos suscribirán en la Casa Rosada un escueto documento de cinco puntos por el que se comprometerán a poner a disposición del público financiamiento de compras con tarjeta de crédito a tasa cero, préstamos personales al 12% nominal anual y líneas para empresas al 9%, según el texto al que accedió anoche LA NACION. Algunos bancos financiarán las compras (no los descubiertos) con tarjeta a tasa cero a 12 meses y otros, a 24. El texto por rubricarse hoy dispone que la oferta de créditos al consumo al 12% anual debe ser a plazos que vayan de 12 a 18 meses. Y los préstamos para capital de trabajo y productivos partirán del 9% anual en pesos, aunque sólo en el caso de que las empresas que los tomen cedan cheques y otros documentos que garanticen el repago de esa obligación. Además se fijará una cláusula por la que se busca impedir que la rentabilidad que las entidades pudieran estar cediendo al otorgar este tipo de créditos intenten recuperarla por la vía de mayores comisiones ligadas a ellos. Por último, prometerán que reducirán el costo de todas las demás líneas de préstamos. Más allá de las declaraciones de buena voluntad que aportarán cuando, junto con el presidente Néstor Kirchner y el resto de los funcionarios, se presenten esta mañana frente a los medios, los banqueros no tienen muchos motivos para festejar. A la mayoría de ellos, como Jorge Brito, presidente de la cámara que agrupa los bancos privados de capital nacional, y Mario Vicens, que hace lo propio en la que reúne las entidades extranjeras, no les resultó nada fácil. Debieron encabezar duras gestiones ante sus representados (el resto de los banqueros) para convencerlos de la necesidad de responder al pedido oficial en los términos que se había encargado de transmitirles el viernes pasado el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, gestor del nuevo "acuerdo" con el sector. Para sumar adhesiones, los jefes de las cámaras tuvieron que explicar que el Gobierno se había comprometido a asegurarles "liquidez" para que no enfrentaran el riesgo de descalce, en un momento en que la tasa de crecimiento de los préstamos supera la de los depósitos. Pero el argumento que terminó de convencer a los más díscolos fue mucho más pragmático. "Hay que surfear la ola. Después se verá", terminó repitiendo uno de los jefes del sector para encolumnar a su tropa. Más tranquilas fueron las gestiones para Gabriela Ciganoto, presidenta del Banco Nación y líder de la asociación en que se referencian los bancos públicos y cooperativos, quien rápidamente comunicó su adhesión a la iniciativa de la Casa Rosada. Tiene motivos de sobra para hacerlo: es una funcionaria de sólida relación con la candidata oficialista, Cristina Fernández (que ayer se sumó al reclamo de "mejores tasas"), está al frente de un banco que tiene más de $ 11.000 millones invertidos en títulos del Banco Central y las tasas que venía cobrando la entidad no están muy lejos de las que ahora demanda el Gobierno, lo mismo que pasa con las entidades más importantes bajo su representación en esa cámara, como el Banco Provincia (su presidente, Martín Lousteau, ayer cargó contra los bancos extranjeros por su "excesiva prudencia ante la incertidumbre de los mercados"), el Ciudad de Buenos Aires o el Credicoop. Moreno había encabezado hace un año las negociaciones que dieron lugar a la poco exitosa línea de créditos hipotecarios, que prometía a los inquilinos pasar a pagar por la cuota del crédito lo mismo que destinaban a la locación para quedarse en la misma vivienda. Ahora negoció junto con el ministro de Economía, Miguel Peirano. Los allegados a Moreno aseguran que esta vez el resultado será "mejor", sin lograr una explicación convincente para fundamentar su optimismo, algo que no debería llamar la atención, considerando que el anuncio entraría en la categoría "electoral". En otros despachos oficiales están más preocupados por las condiciones de acceso al crédito que por el "excesivo" aumento de tasas por la reciente turbulencia financiera internacional. El BCRA cumple El que hizo su tarea ayer para facilitar el acuerdo fue el Banco Central, que inyectó poco más de $ 600 millones al mercado al no renovar una parte de las letras y notas que le vencían. Asimismo, amplió de $ 2000 millones a 3000 millones el monto de la línea de pases activos a tasa fija que tiene disponibles para los bancos y redujo 0,125% (de 10,75 a 10,625% anual) la tasa de los pases a 30 días, entre otras medidas tendientes a asegurar la provisión de liquidez al sistema financiero. Lo hizo pese a que su decisión puede poner bajo presión el cumplimiento del programa monetario, lo que puede alentar una mayor inflación.
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