miércoles, 26 de septiembre de 2007

Dominó en ausencia Bergoglio la misa por asesinato de Rucci


Desde las sombras, Jorge Bergoglio operó para que el peronismo opositor montara ayer un acto político-religioso en la Catedral, a 32 días de las elecciones presidenciales. Los 34 años del asesinato del sindicalista José Rucci fueron la excusa perfecta para que al unísono Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá y hasta Cecilia Pando señalaran a funcionarios del gobierno de Néstor Kirchner vinculados con Montoneros como responsables de la muerte del ex jefe de la CGT. Hasta la memoria de Rucci fue capaz de dividir aún más a la ya fracturada CGT. En la Catedral Metropolitana, que lucía pintada con las leyendas « Montoneros asesinos» y «La única iglesia que ilumina es la que arde», sólo se presentaron sindicatos antimoyanistas como los gastronómicos porteños de Dante Camaño, acompañado por otros más moderados como Luz y Fuerza de Julio Ieraci, Viajantes de Comercio de Luis Cejas y Guardavidas de Roberto Solari. Todos vinculados a la Pastoral Social del Episcopado y asiduos asistentes a las cumbres político-sociales que organiza Bergoglio para lanzar metafóricas críticas contra la Casa Rosada. Menem se ubicó en primera fila junto al candidato presidencial del PJ rebelde, Alberto Rodríguez Saá, su hermano Adolfo y su vice Héctor Maya, todos escoltados por sus postulantes al Congreso nacional como Irma Roy, Archibaldo Lanús, Guillermo Tarapow y por actuales legisladores como Hugo Franco, Luis Lusquiños y Liliana Negre de Alonso.
Ausencia «Por qué no hay ningún representante del gobierno nacional?», se le preguntó a Menem, el más besado por los fieles que colmaron la Catedral. «Y... hay muchos montoneros en el gobierno», recordó el ex presidente en tácita alusión al diputado Carlos Kunkel y a otros candidatos del oficialismo para las próximas elecciones como Dante Gullo. «Sería bueno que quienes lo hicieron lo reconozcan y que pidan perdón por el error que cometieron», reclamó también el senador Rodríguez Saá al ser consultado por los autores del asesinato de Rucci. La misa de ayer fue solicitada en persona a Bergoglio por varios integrantes de la Peña Eva Perón, como Víctor Lapegna. El cardenal, vinculado a la Guardia de Hierro del peronismo a través de su desempeño en aquella época al frente de la Universidad de El Salvador, apoyó en esa audiencia privada la normalización de los partidos políticos y expresó su preocupación por la crisis del peronismo. El sermón de ayer estuvo a cargo del rector de la Catedral, Jorge Junot, hombre de la entraña de Bergoglio, quien recordó a Rucci como «un hombre profundamente humano y evangélico» y señaló: «Cuando lo mataron, yo era diácono de una parroquia de Saavedra y su muerte generó una gran tristeza». El sacerdote también reclamó que «para encarar el proceso de reconstrucción de los valores nacionales, es necesario pacificar los espíritus y estar dispuestos a la abnegación, al diálogo y a la renuncia. Somos un solo pueblo y una sola nación», fue el tiro por elevación para Kirchner de la Iglesia Católica. Camaño, cuñado de Luis Barrionuevo, uno de los principales enemigos de Moyano en la cúpula de la CGT, no ahorró calificativos para referirse a la muerte de Rucci: «Yo los menciono como lo que son, él fue asesinado por delincuentes terroristas, tan repugnantes como los crímenes que se cometieron en la dictadura. Esta misa la hacemos todos los años, pero hoy parece que hay gente nueva», se quejó el gastronómico con la mirada puesta en Menem y en los Rodríguez Saá. «Los asesinos de Rucci están sueltos, uno es Gullo y el otro (Roberto) Perdía», completó el concepto Pando, junto a su esposo Pedro Mercado, desde una ala lateral del templo católico. Jorge Asís, en una de las últimas filas, y Juan Carlos Blumberg fueron los enviados de Jorge Sobisch a la ceremonia.
Soledad A la hora del «saludo de la paz», el titular de la Fundación Axel intentó saludar al gobernador de San Luis y candidato a presidente del Frente Justicia, Unión y Libertad (FreJULi). Pero rápido de reflejos, Rodríguez Saá giró 180 grados sobre sí mismo y escapó junto a Maya y a su vocero. Blumberg debió conformarse con besar el maquillado rostro de Irma Roy y luego partió en soledad rumbo a Lanús, donde el neuquino montó acto propio. Antes de abandonar la Catedral, Rodríguez Saá (Alberto) evitó referirse a la ausencia de Hugo Moyano y de su competidor metalúrgico Antonio Caló en la misa: «Ah no, eso no», fue su escueta y entrecortada respuesta ante una consulta de este diario. Es que en el mismo momentoen el que el PJ antikirchnerista se atrincheraba en la principal iglesia de la Capital Federal, el jefe de la CGT junto con Gerónimo Venegas (62 Organizaciones Peronistas) acompañaban a la familia de Rucci en la presentación de la Fundación que se realizó en el salón Pasos Perdidos de la Cámara de Diputados. Pero hasta hubo tiempo para entonar la marcha peronista, ya a cielo abierto sobre la avenida Rivadavia, y con las pintadas «Montoneros asesinos» sobre las paredes de la Catedral. Eufóricos, Cejas y medio centenar de empleados gastronómicos desafiaron a los piqueteros kirchneristas que los observaban encapuchados y con palos en la Plaza de Mayo, entonando las principales estrofas del himno al fundador del peronismo.

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